Las puntas son zapatillas especiales, que las bailarinas adquieren
cuando poseen la fuerza requerida en los músculos del pie y la
pantorrilla. Al principio de este proceso, las bailarinas sufren de un
intenso dolor en los dedos y articulaciones, pero con los años van
adquiriendo mayor fuerza y conocimientos que hacen que sus pies sufran
cada vez menos. La primera bailarina en subirse a la punta de los pies
fue Marie Taglioni en el ballet La Sílfide, en esa ocasión su padre la creo para ella.
El uso de las puntas de ballet en las estudiantes está programado hacia el final del primer año de ballet (Escuela Vagánova), cuando la musculatura ya se encuentra preparada.
Los ejercicios en esta etapa son muy básicos, limitándose a elevarse en
las puntas sobre los dos pies y siempre con la ayuda de la barra.
Después ya empiezan a hacer pasos más complejos como piruetas y saltos
sobre las puntas.
El ballet clásico
o danza clásica es una forma de danza cuyos movimientos se basan en el
control total y absoluto del cuerpo, el cual se debe enseñar desde
temprana edad. Se recomienda iniciar los estudios de esta danza clásica a
los seis o siete años, ya que el ballet es una disciplina que
requiere concentración y capacidad para el esfuerzo como actitud y forma
de vida. A diferencia de otras danzas, en el ballet cada paso está
codificado. Participan invariablemente las manos, brazos, tronco,
cabeza, pies, rodillas, todo el cuerpo en una conjunción simultánea de
dinámica muscular y mental que debe expresarse en total armonía de
movimientos.
También se utiliza el término ballet para designar una pieza musical compuesta, a propósito, para ser interpretada por medio de la danza. El ballet es una de las artes escénicas.
La danza contemporánea surge como una reacción a las formas clásicas y
probablemente como una necesidad de expresarse más libremente con el
cuerpo. Es una clase de danza en la que se busca expresar, a través del bailarín , una idea, un sentimiento, una emoción, al igual que el ballet clásico, pero mezclando movimientos corporales propios del siglo XX y XXI.
Su origen se remonta hasta finales del siglo XIX. En los inicios se buscaba una alternativa a la estricta técnica del ballet clásico,
empezaron a aparecer bailarines danzando descalzos y realizando saltos
menos rígidos que los tradicionales en el escenario. Con el tiempo,
fueron apareciendo variaciones en las que la técnica clásica brillaba
por su ausencia e incluso se introducían movimientos de otras técnicas
corporales, como el flamenco, movimientos de danzas tribales y hasta del
yoga. Hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, este renovado estilo de danza se llamó danza moderna,
pero su evolución desde finales de los años 1940 en adelante llevó a
que se prefiriese a partir de entonces emplear la expresión danza contemporánea.
Hoy en día, las técnicas modernas dejan paso a un torbellino de mezclas
de estilos, llegándose incluso a no dejar claro a qué estilo se asemeja
o qué patrones se siguen. Se dice que en la danza contemporánea (hoy día) "todo vale"